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jueves, 30 de abril de 2009

BATALLA DE MEDINA DE RIOSECO. 14 DE JULIO DE 1808



CARTA DE BESSIÈRES A BERTHIER, DONDE LE INDICA QUE LE MANDA LOS ASCENSOS POR LA BATALLA DE MEDINA DE RIOSECO


PÁRAMO DE VALDECUEVAS DESDE PALACIOS

TERRENO POR DONDE AVANZAN MOUTON Y LASALLE

CAMINO QUE COMUNICA PALACIOS Y MEDINA DE RIOSECO EMPLEADO POR SABATIER PARA ACERCARSE AL EJÉRCITO DE GALICIA

MISMO CAMINO. DESDE ESTA POSICIÓN SE DISTINGUE A LA IZQUIERDA EL CERRO DE SAN CRISTOBAL Y A LA DERECHA EL MOCLÍN. ENTRE ESTA ZONA SE DESPLEGARON LAS TROPAS LIGERAS DEL GENERAL BLAKE, EN FORMACIÓN DE GUERRILLAS

PROXIMIDAD A LAS AVANZADAS ESPAÑOLAS, ESTAS RETROCEDEN DESPUÉS DE ESTABLECER CONTACTO CON LA VANGUARDIA DE SABATIER Y ABANDONAN EL CERRO SAN CRISTOBAL

CERRO SAN CRISTOBAL. SABATIER SUBE UNA PIEZA DE ARTILLERÍA, COLOCANDO EL RESTO A LOS PIES DEL CERRO

DERECHA ESPAÑOLA DESDE SAN CRISTOBAL. EN EL EXTREMO ESTABA LA 1ª DIVISIÓN DE GALICIA. POR EL TERRENO REALIZAN EL ATAQUE LAS BRIGADAS DE DUCOS Y D'ARMAGNAC

CENTRO DE LA POSICIÓN DEL EJÉRCITO DE GALICIA DESDE EL CERRO DE SAN CRISTOBAL. AL FRENTE ESTABA LA VANGUARDIA DEL CONDE DE MACEDA, A LA DERECHA LA 4ª DIVISIÓN ANTES DE ABANDONAR LA POSICIÓN PARA ACUDIR A LA LLAMADA DE CUESTA. EN PRIMER PLANO EL TERRENO DONDE SE INSTALARON LAS PIEZAS DE ARTILLERÍA DE SABATIER

IZQUIERDA DE LA POSICIÓN DEL EJÉRCITO DE BLAKE DESDE EL MOCLÍN, AL FONDO EL TERRENO POR DONDE RODEA LASALLE, MOUTON Y AVANZA LA GUARDIA IMPERIAL

VISTA DESDE EL MOCLÍN DEL ACERCAMIENTO FRANCÉS, AL FONDO PALACIOS

PALACIOS DESDE LA MISMA POSICIÓN. ZOOM 20X

TERRENO POR DONDE ASCIENDE LASALLE TOMANDO DESPREVENIDA LA IZQUIERDA DEL EJÉRCITO DE GALICIA. ESTA POSICIÓN DEBERÍA SER VIGILADA POR LA 4ª DIVISIÓN ESPAÑOLA

DERECHA ESPAÑOLA DESDE EL PÁRAMO (RETAGUARDIA)

VISTA DE LA RETAGUARDIA DESDE EL MOCLÍN, EL CAMINO CONTINUA PARA DESCENDER HASTA MEDINA DE RIOSECO

TERRENO OCUPADO POR EL EJÉRCITO DE CUESTA VISTO DESDE EL PÁRAMO

VANGUARDIA DEL GENERAL CUESTA Y POSICIÓN POSTERIOR DE LA 4ª DIVISIÓN DEL EJÉRCITO DE GALICIA. A LA DERECHA POSICIÓN DE LA GUARDIA IMPERIAL Y COLINA DONDE ESTABLECEN LA ARTILLERÍA

VISTA DESDE EL LLANO. AL FRENTE LA COLINA DONDE ESTUVO SITUADA LA BATERÍA DE LA GUARDIA IMPERIAL, A LA IZQUIERDA POR DONDE APARECE LA DIVISIÓN DE MOUTON

MEDINA DE RIOSECO DESDE VALDECUEVAS. ZOOM 20X

PUENTE SOBRE EL RIO SEQUILLO, LAS TROPAS FRANCESAS LO CRUZAN CAMINO DE LA PUERTA DE AJÚJAR

MAQUETA DE MEDINA DE RIOSECO, LA CIUDAD DE LOS ALMIRANTES TENDRÍA ESTA APARIENCIA EN 1808

PUERTA DE AJÚJAR. ENTRADA DE LOS FRANCESES HACIA EL PILLAJE


PUERTA DE SAN SEBASTIÁN, UTILIZADA POR LAS TROPAS DEL GENERAL CUESTA

200 AÑOS DESPUÉS ...



MONUMENTO A LA BATALLA


EXPOSICIÓN CELEBRADA EN EL AYUNTAMIENTO DE MEDINA DE RIOSECO EN EL AÑO 2003



LA BATALLA

Tras la derrota en Cabezón Cuesta se retira a Benavente donde reunió los soldados dispersos. Con los restos de sus fuerzas y con nuevos reclutas compone un nuevo ejército con el que se propone hacer frente a los franceses. Para llevar a cabo esta empresa solicita de la Junta de Galicia la incorporación de su ejército. Éste se encuentra al mando del general D. Joaquín Blake, en sustitución del general Filangieri.
Poco antes de haber recibido la orden redujo aquel general [Blake] á cuatro divisiones las seis en que á principios de junio se había distribuido la fuerza de su mando, ascendiendo su número á unos 27,000 hombres de infantería, con más de 30 piezas de campaña y 150 caballos de distintos cuerpos. Tomó otras disposiciones con acierto y diligencia, y si al saber y práctica militar que le asistía se le hubiera agregado la conveniente fortaleza ó mayor influjo para contrarrestar la opinión vulgar, hubiera al fin arreglado debidamente el ejército puesto á sus órdenes. Mas oprimido bajo el peso de aquella, tuvo que ceder á su impetuoso torrente, y pasar en los primeros días de julio á unirse en Benavente con el general Cuesta. Dejó solo en Manzanal la segunda división compuesta de cerca de 6000 hombres á las órdenes del mariscal de campo don Rafael Martinengo, y en la Puebla de Sanabria un trozo de 1000 hombres á las del marqués de Valladares, el que obró después en Portugal de concierto con el ejército de aquella nación. Llegado que fue á Benavente con las otras tres divisiones, dejó allí la tercera al mando del brigadier don Francisco Riquelme sirviendo como de reserva y constando de 5000 hombres. Púsose en movimiento camino de Rioseco con la primera y cuarta división acaudilladas por el jefe de escuadra don Felipe Jado Cagigal y el mariscal de campo marqués de Portago; llevó además el batallón de voluntarios de Navarra que pertenecía á la tercera. Se había también arreglado para la marcha una vanguardia que guiaba el conde de Maceda, grande de España y coronel del regimiento de infantería de Zaragoza. Ascendía el número de esta fuerza á 15000 hombres, la cual formaba con la de Cuesta un total de 22000 combatientes. Contábanse entre unos y otros muchos paisanos vestidos todavía con su humilde y tosco traje, y no llegaban á 500 los jinetes. Reunidos ambos generales tomó el mando el de Castilla como más antiguo, si bien era muy inferior en número y calidad su tropa. No reinaba entre ellos la conveniente armonía. Repugnábanle á Blake muchas ideas de Cuesta, y ofendiase este de que un general nuevamente promovido y por una autoridad popular pudiese ser obstáculo á sus planes. Pero el primero por desgracia sometiéndose á la superioridad que daban al de Castilla los años, la costumbre del mando y sobre todo ser su dictamen el que con mas gusto y entusiasmo abrazaba la muchedumbre, no se opuso según hemos visto á salir de Benavente ni al tenaz propósito de ir al encuentro del enemigo por las llanuras que se extendían por el frente. Noticiosos los franceses del intento de los españoles quisieron adelantárseles, el 9 salió de Burgos el general Bessieres. No estaban el 13 á larga distancia ambos ejércitos, y al amanecer del 14 de julio se avistaron sus avanzadas en Palacios, legua y media distante de Rioseco. El de los franceses constaba de 12000 infantes y más de 1500 caballos. Superior en número el de los españoles, era inferiorisimo en disciplina, pertrechos y sobre todo en caballería, tan necesaria en aquel terreno, siendo de admirar que con ejército tan novel y desapercibido se atreviese Cuesta á arriesgar una acción campal. La desunión que había entre los generales españoles, sino del todo manifiesta todavía, y la condición imperiosa y terca del de Castilla, impidieron que de antemano se tomasen mancomunadamente las convenientes disposiciones. Blake en la tarde del 13 al aviso de que los franceses se acercaban, pasó desde Castromonte, en donde tenia su cuartel general, á Rioseco, en cuya ciudad estaba el de Cuesta, y juntos se contentaron con reconocer el camino que va á Valladolid, persuadido el último que por allí habían de atacar los franceses. A esto se limitaron las medidas previamente combinadas. Volviendo don Joaquín Blake á su campo, preparó su gente, reconoció de nuevo el terreno, y á las dos de la madrugada del 14 situó sus divisiones en el paraje que le pareció mas ventajoso, no esperando grande ayuda de la cooperación de Cuesta. Empezó sin embargo este á mover su tropa en la misma dirección á las cuatro de la mañana; pero de repente hizo parada, sabedor de que el enemigo avanzaba del lado de Palacios, á la izquierda del camino que de Rioseco va á Valladolid. Advertido Blake tuvo también que mudar de rumbo y encaminarse á aquel punto. Ya se deja discurrir de cuánto daño debió de ser para alcanzar la victoria movimiento tan inesperado, teniendo que hacerse por paisanos y tropas bisoñas. Culpa fue grande del general de Castilla no estar mejor informado en un tiempo en que todos andaban solícitos en acechar voluntariamente los pasos del ejército francés. Cuesta temiendo ser atacado pidió auxilio al general Blake, quien le envió su cuarta división al mando del marqués de Portago, y se colocó él mismo con la vanguardia, los voluntarios de Navarra y primera división en la llanura que á manera de mesa forma lo alto de una loma puesta á la derecha del camino que media entre Rioseco y Palacios, y á cuyo descampado llaman los naturales campos de Monclín. Constaba esta fuerza de 9000 hombres. No era respetable la posición escogida, siendo por varios puntos de acceso no difícil. Cuesta se situó detrás á la otra orilla del camino dejando entre sus cuerpos y los de Blake un claro considerable. Mantúvose así apartado por haber creído según parece que eran franceses los soldados del provincial de León que se mostraron á lo lejos por su izquierda, y quizá también llevado de los celos que le animaban contra el otro general su compañero. Al avanzar dudó un momento el mariscal Bessieres si acometería á los españoles, imaginándose que eran muy superiores en número á los suyos. Pero habiendo examinado de mas cerca la extraña disposición, por la cual quedaba un claro, en tanto grado espacioso, que parecían las tropas de su frente mas bien ejércitos distintos que separados trozos de uno mismo y solo, recordó lo que había pasado allá en Cabezón, y arremetiendo sin tardanza resolvió interponerse entre Blake y Cuesta. Había juzgado el francés que eran dos líneas diversas, y que la ignorancia é impericia de los jefes había colocado á los soldados tan distantes unos de otros. Difícil era por cierto presumir que el interés de la patria, ó por lo menos el honor militar, no hubiese acallado en un día de batalla mezquinas pasiones. Nosotros creemos que hubo de parte de Cuesta el deseo de campear por si solo y acudir al remedio de la derrota luego que hubiese visto destrozado en parte ó por lo menos muy comprometido á su rival. No era dado á su ofendido orgullo descubrir lo arriesgado y aun temerario de tal empresa. De su lado Blake hubiera obrado con mayor prudencia si conociendo la inflexible dureza de Cuesta, hubiese evitado exponerse á dar batalla con una parte reducida de su ejército. Prosiguiendo Bessieres en su propósito ordenó que el general Merle y Sabathier acometiesen el primero la izquierda de la posición de Blake y el segundo su centro. Iba con ellos el general Lasalle acompañado de dos escuadrones de caballería. Resistieron con valor los nuestros, y muchos aunque bisoños aguantaron la embestida, como si estuvieran acostumbrados al fuego de largo tiempo. Sin embargo el general Merle encaramándose del lado del camino por el tajo de la meseta, los nuestros comenzaron a ceder, y á desordenarse la izquierda de Blake. En tanto avanzaba Mouton para acometer á los de Cuesta, é interponerse entre los dos grandes y separados trozos del ejército español. A su vista los carabineros reales y guardias de Corps, sin aguardar aviso se movieron y en una carga bizarrísima arrollaron las tropas ligeras del enemigo, y las arrojaron en una torrentera de las que causan en aquel país las lluvias. Fue al socorro de los suyos la caballería de la guardia imperial, y nuestros jinetes cediendo al número se guarecieron de su infantería. Cayeron muertos en aquel lance los ayudantes mayores de carabineros Escobedo y Chaperón, lidiando este bravamente y cuerpo á cuerpo con varios soldados del ejército contrario. Arreciando la pelea, se adelantó la cuarta división de Galicia, puesta á las órdenes inmediatas de Cuesta con consentimiento de Blake. Dicen unos que obró por impulso propio, otros por acertada disposición del primer general. Iban en ella dos batallones de granaderos entresacados de varios regimientos, el provincial de Santiago y el de línea de Toledo, á los que se agregaron algunos bisoños entre otros el de Covadonga. Arremetieron con tal brío que fueron los franceses rechazados y deshechos, cogiendo los nuestros cuatro cañones. Momento apurado para el enemigo y que dio indicio de cuán otro hubiera sido el éxito de la batalla de haber habido mayor acuerdo entre los generales españoles. Mas la adquirida ventaja duró corto tiempo. En el intervalo había crecido el desorden y la derrota en las tropas de Blake. En balde este general había querido contener al enemigo con la columna de granaderos provinciales que tenia en reserva. Estos no correspondieron á lo que su fama prometía por culpa en gran parte de algunos de los jefes. Fueron como los demás envueltos en el desorden, y caballos enemigos que subieron á la altura acabaron de aumentar la confusión. Entonces Merle mas desembarazado revolvió sobre la cuarta división que había alcanzado la ventaja arriba indicada, y flanqueándola por su derecha !a contuvo y desconcertó. Los franceses luego acometieron intrépidamente por todos lados, extendiéronse por la meseta ó alto de la posición de Blake, y todo lo atropellaron y desbarataron, apoderándose de nuestras no aguerridas tropas la confusión y el espanto. Individualmente hubo soldados, y sobre todo oficiales que vendieron caras sus vidas, contándose entre los mas valerosos al ilustre conde de Maceda, quien, prodigo de su grande alma, cual otro Paulo, prefirió arrojarse á la muerte antes que ver con sus ojos la rota de los suyos. Vanos fueron los esfuerzos del general Blake y de los de su estado mayor, particularmente de los distinguidos oficiales Don Juan Moscoso, Don Antonio Burriel y Don José Maldonado para rehacer la gente. Eran sordos á su voz los mas de los soldados, manteniéndose por aquel punto solo unido y lidiando el batallón de voluntarios de Navarra mandado por el coronel Don Gabriel de Mendizabal. Cundiendo el desorden no fue tampoco dable á Cuesta impedir la confusión de los suyos, y ambos generales españoles se retiraron á corta distancia uno de otro sin ser muy molestados por el enemigo; pero entre si con ánimo mas opuesto y enconado. Tomaron el camino de Villalpando y Benavente. Pasó de 4000 la pérdida de los nuestros entre muertos, heridos, prisioneros y extraviados, con varias piezas de artillería. De los contrarios perecieron unos 300 y más de 700 fueron los heridos. Lamentable jornada debida á la obstinada ceguedad é ignorancia de Cuesta, al poco concierto entre él y Blake, y á la débil y culpable condescendencia de la junta de Galicia. La tropa bisoña y aun el paisanaje habiendo peleado largo rato con entusiasmo y denuedo, claramente mostraron lo que con mayor disciplina y mejor acuerdo de los jefes hubieran podido llevar á glorioso remate. Mucho perjudicó á la causa de la patria tan triste suceso. Se perdieron hombres, se consumieron en balde armas y otros pertrechos, y sobre todo se menoscabó en gran manera la confianza. Rioseco pagó duramente la derrota padecida casi á sus puertas. Nunca pudo autorizar el derecho de la guerra el saqueo y destrucción de un pueblo que por sí no había opuesto resistencia. Mas el enemigo con pretexto de que soldados dispersos habían hecho fuego cerca de los arrabales, entró en la ciudad matando por calles y plazas. Los vecinos que quisieron fugarse murieron casi todos á la salida. Allanaron los franceses las casas, los conventos y los templos, destruyeron las fábricas, robándolo todo y arruinándolo. Quitaron la vida á mozos, ancianos Í niños, á religiosos y á varias mujeres, violándolas á presencia de sus padres y maridos. Lleváronse otras al campamento, abusando de ellas hasta que hubieron fallecido. Quemaron más de cuarenta casas, y coronaron tan horrorosa jornada con formar de la hermosa iglesia de Santa Cruz un infame lupanar, en donde fueron víctima del desenfreno de la soldadesca muchas monjas, sin que se respetase aun á las muy ancianas. No pocas horas duró el tremendo destrozo. Bessieres después de avanzar hasta Benavente persiguió á Cuesta camino de León, á cuya ciudad llegó este el 17, abandonándola en la noche del 18 para retirarse hacia Salamanca. El general francés que había dudado antes si iría ó no á Portugal, sabiendo este movimiento y el que Blake y los asturianos se habían replegado detrás de las montañas, desistió de su intento y se contentó con entrar en León y recorrer la tierra llana. Desde el 22 abrió el mariscal francés correspondencia con Blake haciéndole proposiciones muy ventajosas para que él y su ejército reconociesen á José. Respondióle el general español con firmeza y decoro, concluyendo los tratos con una carta de éste demasiadamente vanagloriosa, y una respuesta de su contrario atropellada y en que se pintaba el enfado y despecho. La batalla de Rioseco fatal para los españoles llenó de júbilo á Napoleon, comparándola con la de Villaviciosa que había asegurado la corona en las sienes de Felipe V.

Historia del levantamiento, Guerra y Revolución de España
Escrito por José Maria Queipo de Llano Ruiz de Saravia Tereno
Publicado por don Tomas Jordan, 1835


DIARIO DE OPERACIONES DEL EJÉRCITO DE GALICIA


Día 11
La vanguardia en Villaflechós, la 1ª vivac ¾ a la derecha de Villalpando, la 3ª en el campo de Sta. Cristina, la 4ª en Cerecinos. Cuartel General en Villalpando.

Día 12
El ejército del señor Cuesta salió para Rioseco. Nuestro Cuartel General en Castromonte. La vanguardia al vivac cubriendo el Cuartel General. La 1ª división a Tordehumos. 3ª en su campo y la 4ª en Villamayor.

Día 13
La vanguardia pasó en la madrugada a Villanubla, dirección de Valladolid. La 1ª al Monasterio de la Espina (1 legua sobre la derecha del Cuartel General), la 3ª firme y la 4ª debía venir a Castromonte. El general en jefe dispuso pasasen los ayudantes don Ramón Calvet y don Joaquín Zarate a Villanubla para reconocer el terreno y elegir posición donde esperar al enemigo que le creía estar en Valladolid desde aquella mañana, pero habiendo avisado el general Cuesta, a las 2 de la tarde, que estaba amenazado en Rioseco y que le reforzase, trastornó todo su plan y pasaron los ayudantes don Ramón Calvet a conducir la 1ª división, don Joaquín Zarate a llevar la 4ª y el barón de Alcalí a la vanguardia; todas en dirección de Rioseco lo cual verificaron la 1ª y 4ª en aquella misma tarde, como también el cuartel general. El general en jefe, al instante que llegó, fue con el señor Cuesta a reconocer las avenidas; a su vuelta dispuso que todas las divisiones nuestras separasen sus equipajes, despegando los respectivos frentes de batalla y cargando las municiones en los machos, previniendo que al 1er. aviso todos acudiesen a las armas en sus respectivos vivacs. No pudo darse a la tropa refresco de ninguna clase por la confusión que reinaba en el pueblo, donde estaban alojados todos los soldados del ejército del señor Cuesta. Los ayudantes don Juan Moscoso y don Manuel Herrera capitán de artillería y ayudante de Campo del general en jefe, formaron un croquis de las avenidas de Valdenebro y Ampudia, y los generales tuvieron por la noche conferencia reservada. A las 12 de la noche bajó el general Blake al vivac de las divisiones 1ª y 4ª, pues la vanguardia aun no había tiempo de que llegase distando 7 leguas de Rioseco, y las puso sobre las armas, arregló la marcha de ellas hacia la avenida de Valdenebro.

Día 14
A las dos de la mañana orden para forma y marchar sobre el camino de Valladolid donde él se hallaba, y donde formaron con sus tropas ligeras sobre las avenidas. Un guardia de Corps llegó con el aviso del general Cuesta de que los franceses se adelantaban por el camino de Palencia. La vanguardia pasa al camino de Palencia junto con la 1ª división. La 4ª división se puso a la orden del general Cuesta y pasó faldeando hacia el mismo camino, pues había pedido algún refuerzo. Otro aviso de la aproximación de los enemigos por Palacios. Llegados a la altura nada se descubría por cuya razón hicieron alto las tropas y se destacaron partidas a descubierta; a esta razón ya amanecía, y vimos salir de Rioseco las tropas del general Cuesta por la puerta y camino de Palencia, con la caballería que consistía en 300 entre guardias de corps y carabineros y más de 300 de caballería de la Reina y voluntarios paisanos del País que cubrían la vanguardia. El general Blake fue sobre la meseta donde estaban las tropas y mandó formar la 1ª línea con los batallones ligeros del 1º de Cataluña, Gerona, Barbastro y Voluntarios de Navarra. La Vanguardia en 2ª línea, 1ª división al borde de la meseta. Cuarta división en columnas sobre la izquierda de las faldas de la meseta. Las tropas de Cuesta estaban un poco a retaguardia sobre la izquierda. , ningún indicio había de enemigo, hasta que bien salido el sol avisó el brigadier don Gabriel Mendizábal que estaba de descubierta con 40 voluntarios de su regimiento que hacía el pueblo de Palacios observaba mucha polvareda y entonces se reconoció alguna centinela en lo alto de las alturas que rodean a este pueblo en vista de lo cual dirigió la vanguardia al extremo del llano, colocó la artillería y avanzó partidas de guerrilla al pie de las alturas que ocupábamos. Los enemigos venían en 4 columnas cubiertas de una muralla de caballería. 1ª columna enemiga por las faldas amenazando nuestra izquierda. Las otras tres en dirección de nuestro frente. Avanzaban las columnas con fuertes guerrillas sostenidas de muchas caballerías. La 1ª división por un descuido bien imprevisto del sujeto a que el señor Blake la había encargado no se coloco en el mejor orden pues aproximó demasiado sus batallas a las que formaba la vanguardia, en esta viciosa colocación ordenaron los enemigos sus columnas y ordenó el ataque. A la simple vista se conoció ser falsos los informes dados a nuestro general tanto del número como de la dirección, pues aquellos eran de que las fuerzas enemigas consistían en 3 o 4000 hombres y desde luego se conoció pasaban de 19000. Nuestro general sufrió en este momento la dura alternativa de ver ordenar un ataque delante de sus ojos sin poderse aprovechar de la ventaja tan conocida en la táctica de atacar en los momentos que el contrario ordena su formación, movimiento impracticable por carecer de caballería. A las 7 poco más o menos de la mañana empezaron el fuego nuestras guerrillas con el mayor ardor, pero precisadas por lo abierto del terreno las que cubrían la izquierda a replegarse,
Los enemigos ocuparon el mogote [San Cristóbal] por no poderlo nosotros sostener por la falta de la caballería y subieron un cañón. Nuestra artillería y tropas ligeras empezaron la acción con brillantez. La vanguardia mandaba por el inmortal conde de Maceda, despreció fuego y derrota de sus compañeros y continuo un vivísimo fuego mas o menos sostenido hasta la incalculable desgracia de su digno jefe, la cual sucedida entibiaron las tropas y se pusieron todas en fuga a cosa de las 12 de la mañana. La 4ª división por orden de Cuesta se separó de nuestra falda de la izquierda y formó en el llano en cinco columnas cerradas prontas a desplegar en masa. Nuestra izquierda entonces queda descubierta, la caballería enemiga se adelanta por aquel claro y subió por la espalda de nuestra vanguardia y por la izquierda de la 1ª división cubierta por los blandengues de Buenos Aires y algunos batallones con gente nueva, y amedrentados hicieron desordenar los cuerpos inmediatos que fueron contenido por los generales y oficiales aunque nunca pudieron ordenarse enteramente y el desorden se comunicaba en las tropas nuevas.
La 4ª división sufría el fuego de la artillería enemiga y así el comandante de la columna de granaderos resolvió por si atacar a la bayoneta la batería enemiga y la tomó, pero fueron cargados por fuerzas superiores con mucha caballería les volvieron a tomar las cuatro piezas, pero el valor de estas tropas impuso a los enemigos cargando repetidas veces y siendo cargados los carabineros reales y guardias de corps con mucho lucimiento.
La tropa de Castilla empezada la acción rompieron el fuego y se empezaron a desordenar siendo toda completamente de paisanos mal regimentados. La artillería volante bajó a sostener la 4ª división y maniobraron y sostuvieron con fuego terrible y acertado que sostuvo la acción y causó inmenso daño a los enemigos. La artillería se sostuvo sobre la meseta hasta después de no quedar nadie arriba y salvo el ejército perdiendo trece piezas por haber muerto las mulas y por culpa de los muleteros.
Los enemigos se adelantaron por nuestra izquierda sobre los altos de Rioseco y por nuestra derecha, avanzaron con mucha precaución a pesar de sus caballos.
El batallón de Voluntarios de Navarra se distinguió y sostuvo la retirada con la artillería permaneciendo en las inmediaciones de Rioseco, después de la retirada en dispersión, dando descanso a su gente y se retiró sin ser perseguido como no lo fue nadie después de la batalla.
La pérdida nuestra no fue considerable en muertos y heridos. Los dispersos marchaban a pelotones hacia Banavente y algunos se dirigieron hacia Toro para pasar a Galicia por Sanabria. . El general Blake con su Estado Mayor hizo noche en el puente de Castrogonzalo a cuyo punto se aproximó la 3ª división desde el campo de Santa Cristina donde estaba, colocó su artillería para defender el paso de dicho puente y la infantería sosteniendo aquella situación viciosa en extremo para la dominación cómoda que la orilla de la avenida tiene sobre la otra.

Día 15
Orden del general de la 2ª división en Manzanal para tomar las más eficaces providencias en los pasos de los puertos de la cordillera para reunir los dispersos. Se mandó que en Benavente se fueran reuniendo en las eras donde se había de presentar los oficiales de cada cuerpo. No siendo suficiente esto se mando pasar al Carrascal camino de la Bañeza ¼ de legua, saliendo todos de Benavente. Que a nadie se diese pan ni auxilio alguno sino allí. La 3ª división que quedó de respeto en Benavente marcó a su posición en Manzanal.

"Diario de operaciones del Ejército de Galicia desde el 14 de julio hasta el 10 de agosto de 1808."
"Extracto del diario del Ejército de Galicia desde el 29 de mayo hasta el 14 de noviembre de 1808 y estados de fuerza del mismo en 1 de julio, 1 de octubre y 24 de octubre, éste último ya como Ejército de la Izquierda."
Archivo Histórico Nacional: DIVERSOS-COLECCIONES,136,N.22, DIVERSOS-COLECCIONES,136,N.19



CADÁVERES DEL EJÉRCITO ESPAÑOL

Excelentísimo Señor:
Los cadáveres de nuestros heroicos defensores permanecen insepultos después de 40 días en los campos donde fue la sangrienta batalla de Rioseco. El mayor número se halla solo medio cubierto de una ligera capa de tierra o peñascos, arrancados de los lados de los cuerpos, lo que es preciso se desprenda con las primeras aguas del otoño y los demás están enteramente desnudos, ofendiendo el pudor y arguyendo nuestra ingratitud. La sabiduría pues del gobierno, la humanidad y nuestro reconocimiento piden imperiosamente se les conceda el honor de la sepultura, ya que no están en estado de recibir otra recompensa. Por lo mismo, ya que no puede esperarse esto del pueblo de Rioseco, que aturdido por las abominaciones inauditas que se ha visto precisado a presenciar, apenas pueden respirar y purificar la ciudad de los de las inocentes víctimas de todo sexo que cayeron muertos en su seno a manos de la ferocidad de los bandidos.
Suplico a V.S. acuerde las disposiciones más enérgicas a fin de que se abran profundas zanjas a costa de los pueblos inmediatos para que se oculten los despojos de nuestros compatriotas.
Rioseco 22 de agosto de 1808
Francisco Garica
Al decano del Consejo de Castilla

En vista de la de V.S. fecha de 30 del que acaba y de la inserta del Exmo. Sr. Gobernador del Consejo de 28 del mismo, debo manifestar a V.S. que desde el día del ataque, es cierto haber quedado esparcidos por el campo y calles de esta ciudad crecido número de cadáveres, pero también lo es, que incesantemente se ha estado empleando gentes en su enterramiento y quema, de forma que en el día ya lo están todos, y aun que no dudo que algunos estén someros, y pueden descubrirse con las aguas del otoño, ya serán residuos casi desecados con el fuerte sol y sequía que ha durado tanto tiempo. A pesar de lo cual, y de la escasez de arbitrios y facultades de este pueblo, no se pierde de vista este punto, como tan interesante al bien común.
Rioseco 31 de agosto de 1808
Como Presidente de este Ayuntamiento = Santos de la Vega

He visto el oficio de V. Y he extrañado que siendo dirigido a la justicia y Ayuntamiento el que yo remití, no haga mérito del acuerdo de éste. Y hoy se ha presentado un soldado que viene de Villafrechós y asegura que en el arroyo que va a éste, frente al molino, hay seis u ocho cadáveres descubiertos. En el camino de Almenara tres cuartos de legua distante de esa también hay dos cadáveres. En la Cuesta Blanca término de Villafrechós ya varios desecados y los huesos por encima de la tierra. En Villalumbroso, en el pago tierra de Carrasco, hay tres cuerpos. Y es preciso que sin dilación alguna haga V. Saber mi oficio en junta de Ayuntamiento para que sean responsables a la falta de cumplimientos sino se pusiese inmediatamente en ejecución y que en tal caso pasará a costa de V.SS persona de ésta a realizarlo. Y también advierto que no se hace cargo de haber pasado a los pueblos inmediatos las órdenes como se le previene, lo que ejecutará
Y de haberlo así echo todo, me remitirá testimonio como de lo que acuerde el Ayuntamiento sin pérdida de tiempo.
Valladolid 2 de septiembre 1808
El Sr. Regente de la Chancillería de Valladolid
El 3 de septiembre Santos de la Vega, regente de la jurisdicción ordinaria y presidente de la junta de Rioseco, responde al regente de la Chancillería de Valladolid que se procederá a ejecutar la anterior orden. Pero también señala: Advierto también a V.S. que la codicia de algunos ha tenido el atrevimiento de descubrir algunos cuerpos para registrarles e interesarse en el dinero que le han hallado, lo que se ha procurado evitar y castigar en cuanto ha sido posible.

"Actuaciones gubernativas y judiciales ejecutadas por la Cámara de Castilla durante al ausencia del rey José I Bonaparte en Madrid."
Archivo Histórico Nacional: DIVERSOS-COLECCIONES,141,N.1

1 comentario:

  1. Interesantísimo trabajo: un ejercicio de documentación muy esclarecedor y notable.
    Mi más entusiasta enhorabuena.

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